miércoles, 23 de octubre de 2013

La noche de Halloween

El día de Halloween es considerado un día de diversión y dulces, pero pocos conozen en lado oscuro que este oculta...

Timmy estaba dando los últimos retoques a su disfraz,  se lo probó y se miró en el espejo con gesto de aprobación.  Se decidió a llamar a sus amigos por teléfono para comunicarles que ya estaba listo y que se verían en el parque.
Al pasar Timmy por las calles sacaba varios sustos, y esque su disfraz era de respetarse, había utilizado distintas telas viejas y las había cosido descuidadamente, después las manchó con tinta roja oscura simulando sangre, más las manchas cafés que ya tenían las telas debido a su antigüedad, además llevaba consigo una pequeña hacha. No se podía definir que personaje estaba interpretando con su difraz, tal vez ni el lo sabía, pero lo que si era seguro es que daba bastante miedo.

Una vez llegó al parque se reunió con sus amigos, cuyos disfraces no estaban lejos de ser tan aterradores como el de Timmy.
-¿Y bien? -Dijo Luis, que tenía tantas pecas como infracciones en su escuela- ¿Dónde comenzámos?
-No lo sé -Respondió Timmy- ¿Dónde sería bueno?
-¿Dónde más? En el viejo caserón Kengsinton que tenían cerrado hasta hace dos meses -Agregó Miguel, el mayor del grupo- Queda justo por la calle principal, es ideal.
-Ah -Dijo Luis- el que están a punto de demoler
-Pero... ¿no creen que es un poco arriesgado?  Nos podrían arrestar por estar ahí -Advirtió Timmy-
-No seas miedoso Timmy -Dijo Miguel- ¡es halloween! Todo está permitido

Timmy y sus amigos, tal como todos los años, se dedicaban a asustar a los pequeños niños que iban a pedir dulces, levantaban sus hachas o con sus mini antorchas encendidas y persiguiéndolos hasta que soltaban sus dulces.
Iban por el callejón que servía como atajo para entrar a la calle principal y  llegar a la casa Kengisnton cuando, al otro extremo de este, se paró una extraña figura, Timmy y sus amigos pararon en seco por un momento y se miraron, pero luego continuaron hasta llegar frente a ella, al parecer era un joven vestido de payaso o algo así, sólo que en su cara tenía una extraña máscara que sólo dejaba ver su rizado y seco cabello. Volvieron a intercambiar miradas entre ellos hasta que Luis dijo:
-Haste a un lado, nos estás estorbando.
Pero el joven no pronunciaba ni una palabra, ni se movía. 
-¡Hey! -Dijo Miguel- ¿entiendes lo que te decimos?
El joven asintió. Todos se extrañaron de esa reacción, pues Miguel lo había dicho porque no esperaba que le repsondiera. 
-¿Te podemos ayudar? -Dijo Timmy-
El joven no se movió. Extrañados, los tres se volvieorn a mirar y Timmy les dijo:
-¿Si lo invitamos a que nos ayude?
-¿Qué? -Dijo Luis- No lo concemos, es más, ni siquiera habla.
-Pues da igual -Dijo Miguel- Pregúntenle
-...¿Nos acompañas? -Preguntó Miguel-
Hubo un incómodo silencio... Hasta que el extraño joven asintió de nuevo y se hizo a un lado para que pasaran
-Caminen -Susurró Miguel- Tal vez lo perdamos de vista
Pero no fue así, el joven los fue siguiendo hasta llegar al caserón. Todos trataron de ignorarlo mientras esperaban a que pasaran los niños para asustarlos, pero era imposible sentirse incómodo con aquella presencia.
Una vez recolectados los suficientes dulces, Timmy y sus amigos llegaron al acuerdo de que ya era hora de irse, pues ya era bastante noche. Salieron del caserón y cruzaron la calle principal, el extraño joven los estaba siguiendo, pero al entrar al callejón este se paró en el mismo lugar en el que lo encontraron. Timmy y sus amigos se miraron extrañados, pero no dijeron palabra alguna y siguieron su camino, Timmy volteó atrás y vio como el extraño joven se le quedaba viendo, hasta que lo perdió de vista cuando giraron en la siguiente calle.

A la mañana siguiente Timmy despertó rodeado de envolturas de caramelos y se percató de que no estaba su hacha, la había olvidado en el caserón. Después de desayunar se dirigió a la casa  Kengsinton, pero esta vez no pasó por el callejón, pues no quería volver a encontrarse con aquel joven. Entró sigilosamente por una ventana lateral, y en la pared de la sala donde había estado aquella noche, vio recargada su hacha, se acercó y la recogió, y al levantar la vista hacia la pared vio varios cuadro con imágenes, por lo que pudo apreciar eran bastante antiguas, incluso algunas dificilmente se podían apreciar debido a que la humedad las había estropeado, pero hubo un cuadro, uno en especial que captó su atención, así que se acercó más para poder apreciarlo mejor. 
Timmy palideció al ver lo que había en aquella imagen, eran tres personas, disfrazadas, muy jovenes, para ser exactos, no fue sino una de esas tres personas el motivo de su palidéz, la persona que estaba en el centro del cuadro estaba vestida como, un payaso, y una máscra ocultaba su cara, ese joven de la foto, era el mismo que había visto la noche anterior, el que los había seguido y con el que pasaron la mayor parte de la noche, el que se les quedó mirando cuando se iban. El que los acompañó en... la noche de Halloween...
Buuh

miércoles, 9 de octubre de 2013

EN LA VENTANA

Estaba Hanna en la puerta de su casa mirando como caía la lluvia en aquella tarde, por alguna razón le parecía una tarde extraña, el tono amarillento del cielo y el viento que soplaba golpeaba las ventanas generando un ruido, que casi se podía confundir con lejanos quejidos.

Después de estar ahí por un rato, Hanna decidió meterse a su casa, además, empezaba a hacer frío, y ya estaba por anochecer, entró a su cuarto y se recostó en su cama, acercó un libro y lo comenzó a leer, cuando de pronto, creyó escuchar un pequeño toquido en su ventana, Hanna dedujo que era el viento, así que lo pasó por alto. No llevaba ni un minuto leyendo su libro cuando volvió a escuchar el toquido, esta vez dudó si levantarse o no, más después de dos toquidos consecutivos decidió levantarse e ir a ver que era.
Hanna se acercó a la ventana y delicadamente levantó la cortina... pero no había nada ahí más que unas cuantas gotas de lluvia deslizandose por el vidrio, y una parte de este empañado por la calidéz de su aliento. Después de unos segundos de quedarse contemplando los tétricos árboles  y las hojas secas en la tierra, Hanna regresó a su lectura, pero cuando ella daba media vuelta "algo" volvió a tocar el vidrió, Hanna sintió como un fuerte escalofrío le recorría cada centímetro de su cuerpo, más haciéndole caso a su espíritu temerario instintivamente y al instante ¡deslizó de golpe la cortina!.. tras el vidrio, e indeseablemente cerca, se encontraba una figura tétrica, completamente de negro, que al segundo dejó ver una sonrisa retorcidamente macabra en donde debería estar su rostro y le dijo:
- ¿Puedo entrar?
La palabra "horrible" no alcanzaría a describir el sonido de su voz.
Hanna reprimió un grito de terror, seguido de esto se fue la luz y un relámpago iluminó su ventana enmarcando la siniestra figura que se encontraba tras ella. Al segundo volvió la luz, pero la misteriosa figura, ya no estaba... Lo que Hanna vió esa noche, sería algo que no olvidaría jamás...

Piensa dos veces antes de ver que hay... en la ventana.